La economía de Indonesia enfrenta desafíos en 2025

La economía de Indonesia

Al entrar en el año 2025, el panorama económico de Indonesia está siendo moldeado por una compleja interacción de iniciativas nacionales y acontecimientos globales. La reciente reelección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos ha tenido repercusiones en el escenario internacional, presentando tanto desafíos como oportunidades para la economía de Indonesia. Con un déficit fiscal proyectado del 2,9 por ciento del PIB, una rupia debilitada y una dinámica global cambiante, el año que viene pondrá a prueba la resiliencia económica y la agilidad estratégica de Indonesia.

El desempeño económico de Indonesia en 2024 fue encomiable en muchos aspectos, con un crecimiento proyectado del 5,02 por ciento interanual, respaldado por sólidas inversiones directas y exportaciones resilientes, particularmente en productos básicos como el aceite de palma y el níquel. Sin embargo, persisten desafíos estructurales, incluido el débil consumo de los hogares y una rupia volátil que cotiza entre 15.800 y 16.200 rupias frente al dólar estadounidense. Se espera que las políticas fiscales de Trump, caracterizadas por recortes de impuestos y un gasto agresivo, afecten la política monetaria estadounidense, lo que podría llevar a salidas sostenidas de capital de Indonesia y a un mayor debilitamiento de la rupia.

El panorama fiscal para 2025 es de mayor tensión, ya que el déficit proyectado de Indonesia está impulsado por un déficit de ingresos de 100 billones de rupias y un gasto no planificado adicional de 130 billones de rupias. Esta expansión del gasto público es necesaria para financiar proyectos de infraestructura críticos, iniciativas de energía verde y programas sociales, incluido el programa de comidas gratuitas lanzado recientemente destinado a combatir la desnutrición. Sin embargo, también añade una presión significativa a la gestión fiscal, ya que el gobierno depende de una mayor emisión de bonos para financiar el déficit.

A pesar de estos desafíos, el segundo mandato de Trump también puede presentar oportunidades para Indonesia. Su preferencia por los acuerdos comerciales bilaterales ofrece la oportunidad de negociar acuerdos focalizados y mutuamente beneficiosos, lo que podría asegurar un mejor acceso al mercado para los principales productos básicos indonesios y los productos de valor agregado. Además, las tensiones comerciales en curso entre Estados Unidos y China crean espacio para que Indonesia se posicione estratégicamente en las cadenas de suministro globales.

Mientras Indonesia navega por estas complejas aguas económicas, el gobierno se está centrando en varias estrategias clave. La movilización de ingresos será fundamental, con planes para aumentar el IVA al 12 por ciento en 2025 y esfuerzos para ampliar la base impositiva y mejorar el cumplimiento. El país también está explorando mecanismos de financiación alternativos, como los bonos verdes y los sukuk, para atraer a inversores especializados y, al mismo tiempo, alinearse con los objetivos globales de sostenibilidad.

El año que viene requerirá que Indonesia equilibre la ambición con el pragmatismo, gestionando cuidadosamente los riesgos y aprovechando las oportunidades. Al adoptar reformas audaces, fomentar la innovación y fortalecer las alianzas, Indonesia pretende no solo navegar por esta era de incertidumbre, sino emerger más fuerte, más inclusiva y competitiva a nivel mundial. Mientras la nación enfrenta estos desafíos económicos, el éxito de iniciativas como el programa de comidas gratuitas y el posicionamiento estratégico en el comercio global desempeñarán papeles cruciales en la configuración del futuro económico de Indonesia.

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