Los líderes mundiales y los negociadores sobre el clima han llegado a un acuerdo sin precedentes al concluir la Cumbre Mundial sobre el Clima, lo que marca un avance significativo en la lucha contra el cambio climático. La conferencia de dos semanas, celebrada en Ginebra (Suiza), reunió a representantes de más de 190 países para abordar la urgente necesidad de una acción mundial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse a los impactos del calentamiento del planeta.
El acuerdo histórico, denominado “Acuerdo de Ginebra”, establece objetivos ambiciosos para la reducción de emisiones y establece un marco para la cooperación internacional en materia de acción climática. Según los términos del acuerdo, las naciones se han comprometido a reducir sus emisiones de carbono en un 50% por debajo de los niveles de 2005 para 2030, con el objetivo a largo plazo de lograr emisiones netas cero para 2050. Esto representa un aumento significativo de la ambición en comparación con los acuerdos internacionales sobre el clima anteriores.
Una de las características clave del Acuerdo de Ginebra es su énfasis en la financiación climática. Las naciones desarrolladas se han comprometido a movilizar 100.000 millones de dólares anuales para apoyar los esfuerzos de mitigación y adaptación al cambio climático en los países en desarrollo. Este compromiso financiero se considera crucial para permitir que las naciones menos ricas realicen la transición a la energía limpia y desarrollen resiliencia frente a los impactos climáticos.
El acuerdo también incluye disposiciones para la revisión periódica y el aumento gradual de los compromisos climáticos. Cada cinco años, los países deberán presentar planes climáticos nacionales actualizados, con la expectativa de que estos planes se vuelvan cada vez más ambiciosos con el tiempo. Este “mecanismo de ajuste” está diseñado para garantizar que los esfuerzos globales para combatir el cambio climático se mantengan alineados con los últimos conocimientos científicos sobre lo que se necesita para evitar los peores impactos del calentamiento global.
Otro aspecto significativo del Acuerdo de Ginebra es su enfoque en soluciones basadas en la naturaleza para el cambio climático. El acuerdo reconoce el papel fundamental de los bosques, humedales y otros ecosistemas en la absorción de dióxido de carbono y ofrece incentivos para que los países protejan y restauren estos sumideros naturales de carbono. Este enfoque se considera una estrategia beneficiosa para todos que puede ayudar a mitigar el cambio climático y, al mismo tiempo, preservar la biodiversidad y apoyar a las comunidades locales.
La cumbre también vio el lanzamiento de varias iniciativas importantes para acelerar la transición a la energía limpia. Entre ellos se incluyen una coalición mundial para eliminar gradualmente la energía a carbón para 2040, un compromiso para poner fin a la deforestación para 2030 y una promesa de que todas las ventas de automóviles nuevos sean eléctricas para 2035 en los principales mercados automotrices. Se espera que estos acuerdos sectoriales específicos impulsen reducciones significativas de las emisiones en áreas clave de la economía global.
Si bien muchos grupos ambientalistas y líderes políticos han aclamado el Acuerdo de Ginebra como un gran avance, algunos críticos argumentan que no es suficiente para abordar la urgencia de la crisis climática. Señalan que incluso con los nuevos compromisos, el mundo aún no está en camino de limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, el umbral que los científicos dicen que es necesario para evitar los impactos más catastróficos del cambio climático.
A medida que las naciones comiencen el proceso de implementación del Acuerdo de Ginebra, la atención se centrará ahora en la formulación de políticas nacionales y el desafío de traducir los compromisos internacionales en acciones concretas. El éxito del acuerdo dependerá en última instancia de la voluntad política de los gobiernos para promulgar políticas climáticas ambiciosas y de la capacidad de las empresas y la sociedad civil para impulsar la innovación y el cambio a nivel local.